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jueves, 20 de septiembre de 2012

Limpieza de detalles

Visitar el tiempo acariciando los viejos libros de la estantería rota en la biblioteca de la casa, donde siempre buscabas el mapa del tesoro de niña.
Sin miedo, no hay nadie.
Recorriendo los pasillos y habitaciones de rodillas, justo a la altura de los recuerdos y dejándote vencer por ellos. El olor y la tranquilidad de los rayos de polvo y sol que entran por la ventana. El suelo de baldosa verde, frío en todas partes menos al lado de la ventana.
Tocar un espejo con la mano sin llegar a hacerlo, cerrar los ojos y sentir su tacto suave. Mirar otra vez la luz que entra por la ventana.
Los vinilos olvidados en aquel cajón, el de siempre de la habitación más pequeña, la que antes resultaba grande.
Mirar la lámpara del techo desde abajo, echar la cabeza bien atrás y estirar los brazos con desesperación, creyendo que la alcanzarás.
Observar y sentir los cuadros. ¿Cuándo se pintarían? Cambiaron los tapices de sitio. ¿Y las videocámaras que se escondían detrás de ellos para grabar las travesuras?

Barriendo todos esos recuerdos y guardándolos en una bolsa, en la estantería central con el nombre escrito con permanente: 'Sé que fui feliz'.