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lunes, 28 de febrero de 2011

Paisajes.

Recordaba aquellos viajes en coche sentada en su sillita, con su juguete en la mano, escuchando música y rodeada de los campos castellanos, observándolos y admirándolos. Los veía ahora.
Añoraba aquellos tiempos.

Poco a poco una deslumbrante luz la hizo despertar. Antes de que su vista asimilara la claridad agudizó sus sentidos.Notaba la mullida hierba sobre la que estaba sentada, la tierra era fresca, el aire limpio y un cosquilleo por dentro, cerca del corazón.

Cuando miró a su alrededor, le abrumó verse rodeada de montes, montes que tardaría más de cuatro días en recorrer pero que en un momento y con un solo vistazo ya conocía y sentía suyos.
Se levantó para disfrutar más el aire. La sorpresa de ver algo de agua a lo lejos no fue poca.
Qué extraño... ¿era agua o era oro líquido? Cuando se volvió a dar cuenta el agua dejaba de ser dorada y se tornaba cobriza.
 Era tarde y nadie la esperaba en casa.
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domingo, 20 de febrero de 2011

Toda una vida jugando

Rezumaba seguridad cuando entró en el gran salón. Una mezcla de pisar fuerte y suavidad se percibía en su andar.
Fue entonces cuando de improviso comenzó a volar con aquel pesado vestido por el centro de la pista, mirándola los caballeros, mirándola las damas, mirándola los niños e incluso la orquesta que proseguía con su interpretación y mirándola frente a ella su querido primo, de su misma edad, con esa sonrisa característica de él desde que eran pequeños.
Mientras volaban por el gran salón, bajo las enormes lámparas de cristal que asemejaban pequeños sauces llorones, entre la multitud que conformaba la fiesta y entre las alargadas mesas de madera de roble repletas de bebida, cochinillo y cordero, iban riendo como hacía años cuando jugaban en el lago de la mansión de ella o como cuando subían a los viejos árboles de la campiña al atardecer. ¡Cuántas risas precedieron a aquellos siguientes años de separación!¡Cuántas risas en el reencuentro!

Cuando la música paró y sus respectivos antecesores salieron al encuentro de los muchachos para anunciarles su ya hablado y zanjado compromiso, entre asombro y algo de incredulidad comenzaron a diseñar su plan final, aquel que tuvieron que abandonar antes de dejarse de ver.
 En cuanto la fiesta acabase irían a buscar madera y construir la casita del árbol y las ramas para la balsa del lago.

domingo, 13 de febrero de 2011

sábado, 12 de febrero de 2011

Charlie Eco Serra

Carta a Charlie:

Recuerdo el primer día en el que nos cruzamos; en la calle Dolores. También recuerdo que la primera impresión no fue especialmente buena, tú lo sabes. No nos presentaron pero me llamó la atención tu pelo y tus gafas rectangulares blancas, ¿las recuerdas? Fue un día de verano, casi al comienzo del nuevo curso. Por aquel entonces abandonábamos 4 de ESO.

Quién me iba a decir a mí que el primer día de bachillerato desde mi penúltima fila, encontraría en las de delante a la chica de pelo rizado de aquel día de verano. He de confesar que el primer día me sonabas y no sabía de qué. Al segundo día ya caí en la cuenta de que eras Charlie, la de la calle Dolores pero aún así no hablé contigo.
Fue en una clase de gimnasia mientras corríamos alrededor del patio cuando apareciste a mi lado con Víctor y comenzamos a hablar de tonterías. Un año después me revelaste que me empezaste a hablar porque te parecía la más normal de clase. Después de esa hora de gimnasia,si mal no recuerdo, en los vestuarios eramos de las pocas que nos quedamos mirándonos al espejo comentando lo rojas que estábamos de haber estado corriendo. Ahí ya comenzó a cambiar la primera impresión que había tenido de ti.
Congeniamos bien, muy bien. Poco a poco fuimos acercándonos más y fue surgiendo una pequeña amistad,  en diversas ocasiones me demostraste que eras una persona sincera y fuiste ganándote mi confianza rápidamente.
El 14 febrero organizaste una broma con el resto de la clase, no, no me olvido. Tengo las 72 cartas en una bolsa colgada del corcho de mi habitación de 'la ciudad de las olas'.



Tuvimos muchos momentos, cumpleaños, quedadas por la tarde, bocadillos de mahonesa con tortilla de huevina de Loli, chicles, días en el baluarte, tardes de bibliotequeo, apoyo...

Quizás una de las frases que mas grabada me quedó en estos cuatro años de amistad es una que dijiste de camino a la biblioteca general, ya en el 2009: '' Creo que tú eres una amiga para toda la vida''
Me gustó escucharla, por entonces me la creía con algún reparo...compréndeme,¡a saber que pasaría cuando terminásemos el instituto!.



Ahora me la creo, me la creo. Querida Charlie, eres una amiga. Una amiga para toda la vida.
Que sí, que quizás es poco tiempo cuatro años para afirmarlo pero está claro. Estás ahí.
Sí, acabó el instituto y sí, ahora vives lejos pero estás como yo estoy para ti.
Y me encanta que todo cambie para mejor y que cuando nos visitas y entras en mi piso sueltes alguna de tus frases como :''Ya estoy en casa'', ''Me pido tu cama'',''Cállate que te jumo''...
O simplemente te levantes a hacer un té revolviendo todos los armarios de la cocina.

Quizás me quede un poco corta en esta carta que te dedico a ti, completamente. Es más que probable.
Pero bueno, era hora de hacerlo. La chica que desayuna Cocacola y siente más que habla se lo merece.





Gracias por todo, Charlie. Muchas gracias.


domingo, 6 de febrero de 2011

Ese olor fresco a tierra mojada. El tacto suave de la hierba y la agradable claridad que las nubes permiten pasar.
El cosquilleo de la brisa en los pies y la humedad del ambiente en la cara.
Tan sola estaba en este mundo, tan sola...
Qué triste es no poder sufrir nunca una partida.Qué intranquila es la tranquilidad de la soledad y la duda de si hay alguien que te espera al otro lado, donde no hay hierba.


martes, 1 de febrero de 2011

Y los médicos no sabían.

Notaba en el pecho, muy dentro, un punzante dolor que se expandía.
Los médicos, muy a su pesar, no sabían qué ocurría. Las pruebas no decían nada.
Vivir en la incógnita y con ese dolor cada vez más fuerte se estaba volviendo una locura.
Un día, no sé el porqué, la idea de acudir al sitio que solía frecuentar en los momentos bajos pasó por la mente de forma fugaz.

Nada mas entrar y oler las velas se sosegó algo el dolor hasta el punto de que apetecía sentarse en uno de los bancos.
Tras un momento de reflexión las ganas de salir al exterior aparecieron.

Ya fuera, la boca se abrió y el alma se escapó a borbotones del pecho de una forma tan escandalosa que todos alrededor se giraron asombrados y acudieron en manada para observar lo que ocurría.

Y ahí quedó ya sanado el inerte cuerpo. Inmóvil en las escaleras de la plaza de la iglesia.

Y los médicos, no sabían.