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domingo, 31 de agosto de 2014


Me cuesta diferenciar en dónde acaba mi tristeza por no saber expresarme a través de la música  y dónde empiezan todas esas emociones de las que me empapo al escuchar la armonía de las notas. De una forma u otra, es el único arte capaz de elevarme a la cumbre del mundo, donde todo es posible y donde existo más que en ninguna parte.
Una de las pocas cosas que ha conseguido hacer bien el Ser Humano, aunque no estoy muy segura de cual de los dos vino antes.

La música, junto con el Universo, deben ser de las pocas cosas ilimitadas, incomprensibles y de las más maravillosas que existen.


martes, 26 de agosto de 2014

Conexión

A sus nueve años había dos cosas que competían en su mente por hacerse un hueco mayor. La primera eran los sueños, la imaginación, era incapaz de controlarlos. A veces, aunque estuviese hablando con sus padres o jugando, su cabeza estaba en otro mundo. Muy parecido a este pero con mil posibilidades más y colores que nunca antes había visto.
La segunda era una pregunta. Una simple pregunta, ¿sorprendidos?  
Era observadora, muy observadora. Le gustaba ver los nervios en las hojas de los árboles, cómo cambiaban de color cuando la luz del sol las atravesaba o como repelían la lluvia, igual que el cristal del coche tras el que miraba. Le gustaba observar los circuitos caóticos que recorrían las moscas y sentir el viento en su piel, cortante. Le gustaba tocar el suelo y respirar hondo mirando a las nubes. Le gustaba mascar arena en la playa, cuando sus padres no la veían y subirse a las ramas más altas en los parques para cambiar de perspectiva mientras se hacía la misma pregunta, una y otra vez. ‘Tiene que haber una conexión ¿cuál?’
En su veintena seguía siendo igual aunque intentaba disimularlo mientras la pregunta se le repetía en la cabeza como las guerras durante la historia. ¿Cuál sería la conexión entre todas esas cosas que veía a diario? Y de repente, un día tras la comida, un día cualquiera sin nada especial a ojos de otros apareció algo volando en la habitación, anárquica y dulcemente, algo que nunca antes había visto. Porque no existía, claro. Abrió mucho los ojos y la vio con claridad. Una repuesta: ‘La conexión, la conexión soy yo.’

martes, 19 de agosto de 2014

Familia

Posiblemente no se pueda querer a nadie tanto como para odiarla de esta manera y es que así como te da la vida, te va minando poco a poco sin darse cuenta del asombro; el asombro que genera su imperfección, digo.
Te apoya incondicionalmente pero con condiciones y lamentos. Sólo como ella puede o sabe hacerlo. 
Salí de cabeza y bien cierto es que de cabeza me trae. Y la quiero tanto pero la odio tanto que a veces ni puedo dormir contemplando cómo pasa el tiempo.
Ella cuidándome como nadie más puede. O sabe. Como más detesto y busco. Como más daño me hace: preocupándose y queriéndome, incorrectamente pero sólo como ella sabe. O puede. O le enseñaron. Como me está enseñando.
Y no nos confundamos: se lo agradezco.
Pero la odio.


Y la quiero

domingo, 17 de agosto de 2014

5 Xuño 2014

Supongo que vivir consiste en ir cerrando etapas, abriendo otras nuevas y mirar al frente. Hace unos meses cerré una etapa muy importante, no podría decir que de las más importantes pero quizás sí de las que más he disfrutado y sufrido. Cuando me voy de un sitio me gusta despedirme y agradecer el buen trato que haya podido recibir. En parte eso es lo que hoy me trae aquí. Quiero agradecer. Aunque no sólo a los amigos o cercanos con los que he tenido o tengo una buena relación, quiero agradeceros a todos y cada uno de los que habéis pasado por mis días, aunque los hayáis rozado por un solo momento (esto también va para vosotros). En especial a aquellos con los que, por casualidades del destino, mala suerte o incompatibilidad (puede que todo sea lo mismo) hayamos terminado mal. Siempre he gozado de una buena memoria, a veces he odiado eso cuando he querido olvidar y bueno, he llegado a la conclusión de que olvidar es un error. En primer lugar, gracias a estos últimos que he mencionado, dicen que en los malos momentos o malas rachas es cuando más se crece y avanza. Muchas veces recuerdo errores que cometí con vosotros. Lo siento si os he hecho daño en algún momento, me gustaría que supieseis que he aprendido de ello. Gracias. Muchas gracias también a aquellos que aparecisteis y os marchasteis de forma fugaz, coincidir ha sido todo un placer y os deseo lo mejor. Espero que muchos os deis por aludidos. Gracias a los que desde que aparecisteis formáis parte de mi rutina de alguna forma. Si existe alguien o algo más ahí arriba debe estar harto de mi gratitud. Y de vosotros, de paso. La mayoría de los que he mencionado y cada uno de vosotros en los que estoy pensando, en conjunto, también habréis cerrado o estaréis a punto de cerrar una etapa, vuestra etapa. Me alegra ver que muchos salís adelante y que otros tantos lucháis por hacerlo. Para acabar, gracias, una vez más, por vuestra paciencia y por hacer posible que recuerde con tanto cariño estos últimos años. No cambiaría nada. Y eso sí que es lo más grande que puede pasar. Hace unos meses cerré una etapa, en definitiva, feliz. Sois parte de la base de las demás. Sois importantes.