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viernes, 31 de julio de 2009

Rompecabezas...


Sueño con un futuro incierto, abrigándome en la duda.

jueves, 9 de julio de 2009

Maldigo las pilas DURACEL

Después de dos exasperantes horas y media de sufrimiento en clase de matemáticas, llego a casa con la esperanza de poder echarme un sueñecito de tres cuartos de hora para poder tener mis facultades mentales al cien por cien y dedicarme el resto de la mañana al estudio.
Todas las noches me acuesto pensando en este plan y todas las mañanas sucede algo distinto.

Ayer, por ejemplo,llegué y me encontré TODA la ropa del armario encima de la cama. Al principio pensé que habría sido Dumbo pero luego descubrí que a mi madre no le gustaba como lo tenía ordenado y se había dedicado a vaciarlo en vez de comprar el pan (menester que me encargó a mí antes de pasarme una hora ordenando).

Prosigo con el pan (después de veinte minutos de cola) :
-Vaya, vaya... no me queda pan.
Dice mi querida Gloria.
-Vaya, vaya...¿no tendrás Bimbo?
Digo yo con el clásico temor de llegar con las manos vacías después de la caza a donde se encuentra la jefa de la manada.

Allá voy con mi pan Bimbo bajo el brazo, feliz y contenta, dispuesta a enfrentarme al 'Bugiman' de mi armario y al 'monstruo del pantano' al que llamo MAMI.
Por suerte, mi madre estaba en el salón, así que dejé el pan en la cocina y grité NO QUEDABA.
Me encerré a ordenar mi ropa.

Cuando ya tuve la ropa doblada metí la parte superior de mi cuerpo dentro del armario...sin darme apenas cuenta ni mostrar gran impedimento...me quedé medio dormida.
En ese momento entró mi madre chillando como una perdiz al final de los cuentos de los hermanos Grimm, únicamente porque no supo valorar lo que un niñito Saharawi habría apreciado más que nada. ¿Adivináis? El pan Bimbo.

(Si lo llego a saber no compro nada) menos mal que el armario no hizo eco de mis pensamientos en ese momento porque entonces si que la habríamos armado.

Como mi madre se había puesto las DURACEL ese mañana y quería comprobar si funcionaban de verdad, siguió con su discurso. Yo jugaba una 'timba' de cinquillo con 'Bugie'.
Me jugaba a mi madre, él se jugaba su saco-secuestraniños.
Cabe destacar que yo no se jugar al cinquillo pero también que el 'Bugieman' no sabe ni lo que es una baraja.

Por cierto, tengo un bolso nuevo. Es muy grande y aveces escucho voces de niños que piden agua desde el interior. Debe ser que los gritos de mi madre han terminado por volverme loca.

Como es natural acabé mis quehaceres 'agotada' a la una de la tarde ( no estoy hecha de la misma pasta que mi mamuchi) y mi sueñecito tenía que echarlo.
Hasta las dos durmiendo, es lo que tiene el ISA (Impuesto sobre el Sueño Añadido) Si quieres un sueño de mayor calidad hay que 'apoquinar' el doble y la verdad es que es un robo...porque ya me direis que narices se sueña en una hora...ahí alguien está sacando tajada.

Hora de comer. Mi madre cual jilguero vuelve a verter su voz como una cascada sobre mi:
- DORMIDA. ¿Cuándo estudiarás?

Me perturba. Me pasé el resto del día perturbada por lo que no pude dar hachazo.
Ya le preguntaré a mamuchis si le quedan más pilas milagrosas de esas.

lunes, 6 de julio de 2009


Un grupo de amigos charla animadamente en la plaza del ayuntamiento sobre la libertad; dónde empieza y dónde acaba, cómo darle uso, quién es libre... hasta que surge la duda de qué es exactamente la libertad.


Mientras discuten de lo que significa para cada uno, uno de los integrantes del grupo se aleja y da una vuelta a la manzana, a paso lento, disfrutando de los edificios antiguos, obsevando las gotas de agua que caen de las galerías de las casas formando charcos en el suelo e imaginando las vidas de las personas con las que se cruza.


Cuando llega de nuevo a donde el grupo está reunido se da cuenta de que nadie había notado su ausencia por lo que se toma la libertad de escuchar en silencio sus interesantes teorías inconclusas.

miércoles, 1 de julio de 2009

Lo que entraña el uso de un cepillo de dientes

Un amigo me dijo ayer por la noche que podría intentar hacer un monólogo.
Bien, después de replantearme esta idea y de darle muchas vueltas decidí escribir sobre algo distinto a las demás genialidades que se me habían ocurrido durante la noche.
Esta mañana (a las 8.30 como de costumbre) una musiquilla similar al ‘himno de la Guardia Civil’ comenzaba a sonar, al principio hacía oídos sordos pero el volumen iba aumentando progresivamente hasta el punto en el que la almohada no podía silenciarlo.
Era la hora.
Furiosa me levanté y amenazando al móvil con el puño fui a desayunar.
Hasta ahí todo como siempre pero… ¡Oh cielo santo!, cuán fue mi sorpresa al descubrir que no había ni galletas, ni tostadas, ni cereales… ya puestos, ni pan duro.
Revolví todos los cajones de la cocina, abrí los armarios y rebusqué entre las tarteras…no, no podía ser cierto. Este día pasaría a la historia sin remedio: 1.Junio.2009, sólo desayuné café.
Agonizando por la falta de hidratos en mi cuerpo, me arrastré hasta el baño únicamente con los brazos y me dispuse a lavarme los dientes.
Estos días las encías me sangran mucho, no sé la causa, cierto es que no resulta agradable este detalle pero es vital en mi historia.
Entre la falta de energía del desayuno y la pérdida de sangre cuando me limpiaba la boca me encontraba débil, marchita y confusa. Decidí ducharme para despejarme.
Miren, yo soy una de tantas personas que cantan en la ducha, lo hago bien pero esta vez no pudo ser. Me olvidé de encender el calentador y mi boca sufría todavía los zarpazos del cepillo de dientes, así que más bien parecía que se estaba duchando un mandril enojado.
Cuando, a mi pensar, lo más difícil estaba hecho, pasé de nuevo por la cocina a beber un poco de agua fría y descubrí en el interior de la nevera un bonito ‘iogurt natural non edulcorado e sen grasas engadidas’. Con ese nombre tenía que estar asqueroso, y lo estaba pero eso no era lo primordial. Lo primordial era devolverle la movilidad a mis temblorosas piernas.
Bien, un desayuno medianamente decente pero había algo que me atormentaba de nuevo…algo que me estaba esperando en el baño.
-Volvemos a vernos las caras, viejo amigo.
Como no , el cepillo de dientes no contestaba y se mostraba misteriosamente cauteloso. Por mi parte estaba que no cabía en mí de los nervios y en un momento de rabia y locura lo agarré con la mano izquierda alzándolo como a unos dos metros y medio del suelo y por encima de mi cabeza y con un grito desgarrador… lo tiré a la basura. Fue entonces cuando mi hermana y mi madre se levantaron inconscientes de mis peripecias ocurridas en la última media hora. Mi querida madre observó sorprendida el cepillo y comenzó así nuestro diálogo:
-¿Qué hace ahí el cepillo de dientes?
-Me sangran las encías
-Para eso es bueno comer manzana a mordiscos.
Me callé, no podía hacer otra cosa. ¡Comer manzanas a mordiscos! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Habría resuelto el problema del desayuno de saberlo. Yo sin mi madre estaría completamente perdida.
Pero claro, tenía una solución para el sangrado de mis dientes pero no para el tema de ‘no tengo cepillo’. Fui al ‘armario de los secretos’ sigilosamente y ‘mangué’ un ‘soft-suave’.
Iba a lavarme de nuevo los dientes cuando me encuentro con mi hermana yendo a la ducha. La susodicha reparó en objeto sacado del ‘armario de los secretos’ y me espetó:
-Coge otro, es igual al mío.
¡Mierda!
-Mejor lo marco y punto.
Fui a por unas tijeras y comencé a rajar el lomo del cepillo como si mil gatos hambrientos lo atacaran. Cuando mi hermana lo vio, hizo una mueca de desagrado y me plantó en todo el jetazo algo en lo que no había pensado:
-Yo dormida eso no lo veo, ponle esmalte de uñas.
Esmalte de uñas, esmalte de uñas, esmalte de uñas. Otra como mi madre. Cada vez estoy más convencida de que sin ellas ya habría caído en la más absoluta miseria.
Cuando todo estaba listo y me dirigía a lavarme los dientes me sentía feliz y realizada, hasta que…
No se puede discutir, nací tonta. La inteligencia se la llevó el resto de la familia.
Puse el esmalte demasiado cerca de lo que viene siendo…la cabeza del cepillo con tan mala suerte que me lo metí en la boca causando una desagradable sensación, picor y escozor indescriptibles al entrar en contacto con mis recientes heridas.
De repente aparecieron los primeros movimientos espasmódicos y esta vez lo que me empezaron a fallar fueron los brazos haciendo caer el cepillo al lavabo. Me entró un sudor frío y una angustia enorme recorrió todo mi esófago. No quedaba otra opción, tenía que recurrir al...colutorio!
¡Bendito sea! Gracias a él los espasmos cesaron comencé a relajarme y el dolor desapareció completamente. Me eché en mi cama (aquí sigo) y recapacité en algo realmente inquietante: ESTA MAÑANA HE VUELTO A NACER