Hay lugares que tienes que respirar, escuchar y mirar con
atención para descubrir que no son tan inhóspitos como parecen en un principio.
Lugares como en el que estoy en este preciso momento.
Este sitio sucio, con ruinas de una antigua fábrica de la
que extrañamente no todos conocen su historia, huele a mar de una forma
peculiar. Da la sensación de que en tus pulmones se forman oleajes de ese agua salada
y pura que rompen con fuerza en el silencio de una noche oscura y vacía de un
barrio oscuro y vacío, con casas oscuras y vacías, en su mayoría. Aun así en
algún edificio hay ventanas abiertas con luces encendidas y ningún movimiento
salvo el de las cortinas. Esto invita a sentarte en el escritorio mientras los
demás duermen y disfrutar viendo cómo pasa el camión de la basura que de una
forma rara te atrapa con su luz naranja intermitente.
Momentáneamente el odio a todo esto se disipa
sin saber muy bien por qué, sin nada especial, nada de esas cosas que hacen
vibrar y reír un día normal pero bueno, hoy la noche me sonríe, parece que esta
noche también cuenta de una forma u otra y me regala un poco de cariño que con
otra sonrisa le devuelvo.
Hay lugares que pasan desapercibidos. Hay lugares que tienes
que respirar, escuchar y mirar con atención para descubrir que no son tan
inhóspitos como parecen en un principio. Lugares como en el que estoy en este
preciso momento. A este sitio sucio, con
ruinas, oscuro y vacío hay que odiarlo mucho para quererlo.