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lunes, 21 de diciembre de 2009

Pero vamos hombre, intenta comprender.

Yo soy muy perfeccionista.
Hasta que no tengo el pelo perfectamente alborotado no salgo de casa y ya no hablemos de la ropa, ¡oh, la ropa! En mi vida una de las normas más importantes a seguir es coger siempre lo que está al principio del armario. ¿ Mal tiempo? Buena cara y añadimos otra capa de ropa, la segunda del armario. Así sucesivamente...¡o al contrario!
Si es que además en mi vida todo está planificado:
 Bocadillo en la bolsa por si no me apetece ir a comer a casa, teléfono siempre a mano por si en el último momento me apetece desquedar...
Y un palo, pero aún no le he encontrado una utilidad no nociva para el mundo.

1 comentario:

Hugo de Lugo dijo...

Pues lo mejor que puedes hacer es no intentar cambiar nada con el nuevo año. Aunque a los perfeccionistas nos tienta mucho.
Es siempre difícil hablar de nuestras virtudes, y aún más difícil aceptarlas y sentirse bien con ellas.

Me ha encantado el post.