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martes, 26 de julio de 2011

M. Perales


¿Hace cuántos años te fuiste? Sobre cuatro, más o menos.
Han sido muy largos sin ti, de veras. Muy largos. Mi vida ha continuado, como la tuya  aunque mantuvimos el contacto, no tanto como me hubiese gustado al principio pero con el paso de los meses una se va  acostumbrando, ya sabes.

Aunque nos conocemos desde, literalmente, los cinco años, recuerdo con más claridad que allá por el 2006/2007 estábamos todos juntos; unos críos de quince, dieciséis y diecisiete. Muy unidos y siempre sonrientes.




Recuerdo también aquellas tardes que pasábamos en Amboage, comiendo pipas sentados en un banco, charlando durante casi tres horas sin darnos cuenta de que se nos iba haciendo tarde y sin querer volver a casa, nuestras cenas en el chino de la calle Dolores y las tardes en el pantalán del Montón. Las Navidades en casa de tu abuela Coca y las reuniones con tu familia en la cocina de tu casa, los detalles de tu madre (tía Bárbara para todas), los medallones que nos regaló y que todas conservamos.



Las conversaciones telefónicas que duraban horas, horas y más horas y las excursiones y comidas 'interfamiliares' que hacíamos al monte.

Vernos crecer.

Sabes, siempre estuve más unida a ti que al resto. Congeniamos bien desde siempre aunque cuando empezamos a llevarnos 'más' en las Discípulas lo único que se te pasaba a ti por la cabeza era: '¿Y por qué me hablará ésta?', un pensamiento muy tuyo, sí.

Ay, María. Han sido muchas cosas las que he vivido sin ti. Muchísimas. He pasado por momento buenos, buenísimos, malos y muy malos y a veces ni siquiera podía mantenerte informada de ellos ni apoyarme en ti aunque a la vez me ha ayudado salir adelante saber que estabas en algún lugar, deseando volver con nosotros, volver a lo de siempre con los de siempre.
Y es que con el paso de los años me he dado cuenta de que toda esta gente que he conocido, todos estos a los que en algún momento llamé amigos; con los que no mantengo contacto o lo he roto y ya no están... nunca, nunca, nunca, nunca me aportaron lo que tú me aportaste. Nunca. Porque como dice mi madre: ' Lo bueno de que María vuelva es que estaréis mejor, que sois como hermanas'.



Es cierto, por lo menos yo estaré mejor. No piso mucho Ferrol, es un pueblo gris y sin vosotros no me siento tan a gusto como antes. Tengo ganas de que eso cambie.

Sé que el próximo año no será en un principio muy agradable, echarás muchas cosas en falta. Tú también lo sabes pero vivirás conmigo. Conmigo y con Fátima, 'tus niñas'. Las que estarán ahí para ti y te ayudarán a salir adelante.



Has viajado mucho  y empezado de cero muchas veces pero el año que entra será diferente, no empezarás sola, continuarás con nosotras, las niñas de siempre.

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