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domingo, 31 de agosto de 2014


Me cuesta diferenciar en dónde acaba mi tristeza por no saber expresarme a través de la música  y dónde empiezan todas esas emociones de las que me empapo al escuchar la armonía de las notas. De una forma u otra, es el único arte capaz de elevarme a la cumbre del mundo, donde todo es posible y donde existo más que en ninguna parte.
Una de las pocas cosas que ha conseguido hacer bien el Ser Humano, aunque no estoy muy segura de cual de los dos vino antes.

La música, junto con el Universo, deben ser de las pocas cosas ilimitadas, incomprensibles y de las más maravillosas que existen.


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