Mamá y papá me dan un
euro de paga a la semana. Empezaron a dármelo cuando cumplí los
seis años. Recuerdo que creía que era rica, incluso un día pensé
que podría comprar el Sol. Ahora ya tengo siete y sé que el Sol no
se puede comprar, además un euro a la semana no llega para nada.
La abuela me ha dicho que
tengo mucha suerte, que no todos los niños y niñas del mundo tienen
dinero para chuches. Yo no quiero chuches y no sé por qué tengo
suerte si no puedo comprar nada de lo que quiero. Ayer hacía sol y
quise comprar una hora de la mañana para no ir a clase, pero el profe
me dijo que no podía ser. También le pregunté a la directora del
cole y me dijo que si quería podía meter cada moneda que me den en
la hucha porque así en verano podré comprarme cosas con lo que
ahorrase.
Pero yo no quiero comprar
nada. No quiero cosas. En verano voy a la playa y juego. Quiero
comprar una hora de esta semana para hacer lo mismo. Me gusta el
parque y es gratis. ¿Por qué no me dejan comprar lo que quiero? Ya
no quiero comprar el Sol. El Sol está muy lejos y quema. No entiendo
por qué no me dejan comprar una hora con mi euro.
En casa me han dicho que
un euro no llega, que tengo que estudiar mucho e ir al cole todas las
mañanas para poder ganar mucho dinero de mayor y así poder comprar
más de una hora. Me han dicho que podré comprar quince días. Estoy
un poco más contenta porque quince días son muchos y podré ir al
parque a jugar todas las mañanas. Me encanta el parque. Lo que más
me gusta son los columpios. Le he dicho a mamá que de mayor quiero
jugar mucho en los columpios y se ha reído. Yo también me he reído, aunque no sé por qué. Me gusta ver reír a mamá.
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