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miércoles, 18 de noviembre de 2009

Aquí estoy yo sentada ante mi folio con cigarro en mano. Me siento bien.
Segundo a segundo mi vida se consume como la ceniza y mi folio en blanco sigue.

Tras la ventana los montes se postran ante mí.
Segundo a segundo mi vida se consume y ellos siguen ahí.

Y cuando mi conciencia muera y mi cuerpo se consuma, mi recuerdo continuará vivo, silencioso y sobre todas las cosas, eterno.

Demasiado optimista sería creer que todo podría acabar algún día. De sueños, lamentándolo mucho, no se vive.

He aquí la prueba de la verdad, respiro humo sin nublarme hasta que deje de respirar y comience a soñar.

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