Érase una vez una mujer nacida muerta. Caminaba a rastras y respiraba polvo. Una mujer cuya posesión de corazón no estaba probada. Su piel era fría y blanca como la piedra y la escarcha.
Una mujer seca, sin instintos, sin metas y sin descendencia.
Una mujer que se acostaba con el canto del gallo y dormitaba a partir de la puesta del Sol.
Realmente no se le debería llamar mujer, no se le debería llamar nada, quizás nadie.
Será una nadie que un buen día, en medio de la noche muera y comience a vivir con su alma.
Se llamará dolor, se llamará desesperanza, se llamará búsqueda, se llamará decepción...
pero para ti, querido lector será mejor que la conozcas por 'zumo de limón',
o Cristina Prado.
2 comentarios:
Perfecta pues.
Te pareces tanto a una muerta sin sentimientos como un huevo a una castaña...
y NO, no se parecen en nada ¬¬
[mira mi nuevo post ^^]
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