Seguidores

viernes, 8 de enero de 2010

Para y mira.

De un color azulado amarillento. Como si una taza de té se hubiera derramado sobre él.
Algún detalle verde amoratado con grumos como si el azúcar concentrado al fondo se hubiese desparramado por toda la superficie en constante movimiento por las olas del mar.
Se escucha al silencio actuar lentamente y sin preocupaciones mientras relajo la vista en el vapor de color.
Poco a poco se torna a un azul rojizo oscuro.
Azul verdeamoratado de nuevo cada vez más negro.
Sigo expectante.
Negro azulado limpio, ya sin azúcar.
Negro.
El temor aflora y ante mi asombro salen las congeladas luciérnagas y bañan de luz los tejados de la ciudad.
El aire se oscurece.
Todo esto desde mi ventana.

No hay comentarios: