Seguidores

martes, 19 de enero de 2010

A veces lloro.

Tengo un oso de peluche, se llama Tomás y tiene la boca descosida.
Ese oso lleva conmigo 17 años, sí, muchos...
Presenció la caída de mis dientes de leche, el secreto sobre los Reyes Magos, mi primer aprobado, mi primer suspenso, mis primeros terrores nocturnos...
Y ahora está aquí, conmigo. En la universidad.
Es lo único que me une con mi pasado y de las pocas cosas que me traen buenos recuerdos de mi ciudad, con la que guardo una relación de amor-odio.
Realmente nos une una relación conmovedora llena de sentimentalismo.
Sólo hay un problema...

su nombre es Ana Díaz.

Es una chica en apariencia nomal, quizás algo bruta y muy ingeniosa. Simula ser callada pero es todo lo contrario, parece también antisocial (espero que leas esto) y un poco sí que lo es pero lo que más la diferencia del resto es su ansia por llevarse cosas ajenas, su cleptomanía.
Entre todas las cosas que 'toma prestadas' se encuentra mi pequeño Tomás.
Ya van cuatro veces en cuatro meses que me desaparece. Busca cómplices y lo rapta. Lo esconde en los lugares más insospechados y me hace llorar, llorar y suplicar por el. Si no suplico no me lo devuelve.

Ana, esto va dirigido a ti.
NO VOY A VOLVER A SUPLICAR.


PD: Vigila tu jarra de cerveza y tu papel higiénico. Pienso vengarme.

4 comentarios:

Hugo de Lugo dijo...

¡¡Sin cuartel!!

Anónimo dijo...

conozco ese oso

Gamusinos y caralladas varias dijo...

yo tambien conozco al oso. de hecho no creo que sobreviva mucho.

Anónimo dijo...

Ese oso debe morir.
No te aconsejo que lo dejes más a la vista...