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miércoles, 19 de enero de 2011

Estudios, cafés y mares.

Tras una larga mañana de estudio, en el parón del final para tomar el café, ( cuya finalidad era que no se me cayese la cabeza en el plato a la hora de comer) mantuve una conversación.
Y fíjate tú, una conversación con una persona que no habría imaginado. Una persona con la que en poco tiempo he coincidido en cosas tontas y no tan tontas y he descubierto que el mundo es un pañuelico.

Pues esta personajilla me ha recordado algo que tenía un poco olvidado. Tras mucho, mucho hablar no se cómo ni por qué llegamos a la conclusión de que lo que realmente importa es volver al mar.

El año pasado, por estas fechas, un poco más tarde, un poco antes (no recuerdo bien) yo volvía a casa por un breve período de tiempo y mira tu por donde que nada más llegar y saludar, mi primera y última petición había sido que me llevaran a la playa.

Es posible que la gente que no sea de mar, que se haya criado lejos de las costas no lo entienda pero es verdad, en momentos así, en los que tu mundo se desmorona, lo único que tienes claro es que encontrarás una respuesta en su amplitud o por lo menos, ahogarás la pena en sus profundidades.

Es lo que necesito; estar a solas con mi mar, mis playas y mi querida ciudad naval y pescadora, mi perdición.

Queda poco para volver, hogar.



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