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miércoles, 11 de enero de 2012

Ciudad fantasma, la ciudad de los detalles

La gente odia mi ciudad. La odia.
No los culpo, es fría, pequeña, desierta... está en ruinas.
Tiene una larga historia, para bien o para mal, aunque en sus inicios nadie daba un duro por ella. Lógico, los pescadores iban a lo que iban, qué más les daba.
El caso es que mi ciudad posee características negativas a 'tutiplén', no es una ciudad que 'entre por lo ojos' como quién dice. Más bien es la ciudad de los detalles, la ciudad de los olvidados castillos, galerías interminables y calzadas de adoquines mal colocados. Una ciudad gris azulada de día, a causa de las nubes y la lluvia, y negra anaranjada por la noche, bajo las lúgubres farolas.
Vaya, que entre paisanos la llamamos 'la ciudad fantasma' pero también 'la ciudad de las olas', 'la ciudad naval' o simplemente 'casa'. Y ahí quería llegar yo, casa, mi maravillosa casa. Esa a la que nadie va por fea, por ser cuna de algún que otro megalómano o por simple desconocimiento. Ésa que queda en la punta de la Península, más allá del AVE y con el puente de las Pías como unión con el mundo.
Esa ciudad por la que el tiempo no pasa pero hace mella y cuyos habitantes, lejos de enorgullecerse de ella y sacarla adelante se rinden y piensan, mejor dicho gritan, que es un caso perdido.
Qué puedo decir, mi casa, al fin y al cabo, aunque quede en la punta mas remota de este país, es insuperable.


1 comentario:

SaraCes dijo...

Por mi mejor que no guste a nadie, mas pa mi! Y es gris, está en ruinas, vive en los años 50, hay una muralla que me impide ver el mar pero aqui esta mi hogar, donde se acaba el mar.