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domingo, 5 de junio de 2011

Allá por los años 90

Una ola inmensa se levantó sobre la superficie del mar y sin apenas poder reaccionar arrolló a un padre que cogía de la mano a su hija.
Recuerdo como de repente se resbalaba la mano, apretaba fuerte pero se escapaba como una pastilla de jabón.
Mi siguiente recuerdo es saliendo de debajo de la arena y mi padre muy lejos intentando venir hacia mí. Me levanté y salí a la orilla, no hablé en lo que restó de día pero me senté a mirar el mar sin comprender. Nunca llegué a hacerlo pero llegué a una conclusión, por mi bien, en los siguientes 17 años nunca volví a tener miedo y mucho menos de los golpes. Sin embargo me aventuro con facilidad y desconfianza.

2 comentarios:

LaCes dijo...

La próxima vez yo sujetaré tu mano y no se escapará. =)

Unknown dijo...

jajjaj Oye, amiga, que pasó de verdad. jajajajajajajajaajjaj :) mejor te agarro yo a ti, pequeña pigmea. :)