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jueves, 11 de junio de 2009

Cruel ingenuidad

La tierra que sustentaba a la pequeña planta se vuelve ácida y la flor que comenzaba a abrirse se marchita. No existe el dolor pero sí una gran impotencia y desilusión. Podría haber llegado a ser una hermosa flor pero ha muerto, se ha vuelto fea e inútil.
Arranca la planta, arráncala de raiz, todavía siente la esperanza de volver a crecer,¡pobre ingenua! que no tiemble la mano cuando la aferres y la separes de esa tierra infértil antes de que muera sin remedio. Ponla rapidamente en una maceta, deja que se adapte, riégala todos los días y quizá pasado el largo invierno y con la vuelta de la primavera vuelva a abrirse al sol.

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