Añoraba aquellos tiempos.
Poco a poco una deslumbrante luz la hizo despertar. Antes de que su vista asimilara la claridad agudizó sus sentidos.Notaba la mullida hierba sobre la que estaba sentada, la tierra era fresca, el aire limpio y un cosquilleo por dentro, cerca del corazón.
Cuando miró a su alrededor, le abrumó verse rodeada de montes, montes que tardaría más de cuatro días en recorrer pero que en un momento y con un solo vistazo ya conocía y sentía suyos.
Se levantó para disfrutar más el aire. La sorpresa de ver algo de agua a lo lejos no fue poca.
Qué extraño... ¿era agua o era oro líquido? Cuando se volvió a dar cuenta el agua dejaba de ser dorada y se tornaba cobriza.
Era tarde y nadie la esperaba en casa.
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