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viernes, 8 de abril de 2011

Barbacoa en el Averno.

He estado robando, cada día, tres de las cuatro lágrimas que por mí has llorado. Las he guardado en un frasco de cristal templado y a contraluz, pegado a la ventana en este día soleado, siete colores diferentes en mi cara se han reflejado.
He corrido, he saltado, he reído. Las malas hierbas que atormentaron a Edipo y Nerón en mi mente y corazón fuertes han brotado. He quebrado el tarro y derramado sobre ellas tus sentimientos licuados y he sido capaz de quemar todos los libros, todos los cuadros, encender todas los candelabros, salir de allí... ¿sin mirar atrás? No, qué va, mirando y suspirando de regocijo.
No odio pues mi cobro ha sido saldado.
Esta noche dormiré en el Averno.

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