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domingo, 4 de abril de 2010

Escribiendo.

Mis ojos están con ganas y mis dedos cargados de tinta mientras que en mi corazón hay sueños.
En mi sangre los problemas que mi cabeza no soluciona al estar demasiado ocupada por la responsabilidad de mis hombros.
Mis pies son libres y mis rodillas prisioneras.
Si me siento cambian los papeles y si miro al cielo son mis alas las que entonces cobran más importancia y me elevan hasta donde puedo pintar ovejas sin tener nada por encima que me presione.
Porque cuando dejas al corazón sólo son las lágrimas las que le hacen compañía y sin embargo con el tiempo se hace impermeable.
Eso no impide que de vez en cuando salga el Sol ni que tus pies procuren sombra.

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